Autores:
Raul Ortega Moral
Rodrigo Lombardo Martínez
Título:
Camara Oscura
En 1646 Athanase Kircher mostraba en su libro Ars Magna Lucis et Umbrae, un dibujo de una cámara oscura transportable. Esta máquina tenía el tamaño necesario para albergar a una persona en su interior con la intención de ver y dibujar las imágenes que ahí se proyectaban. La realidad aparecía invertida y reducida al tamaño de una lámina.
La función de este invento era puramente óptica. Era un dispositivo de captación de imágenes muy alejado todavía de lo que siglos más tarde sería la fotografía. Con el descubrimiento de la sensibilidad química de las sales de plata se haría posible la fijación de esa huella de luz que dejaba la realidad.
Esta cámara oscura arrastra la magia y la fascinación por las sombras como un “eso que está ahí”, como un índice perfecto; que la humanidad ha tenido desde los principios de la historia, desde la prehistoria hasta la actualidad. Una imagen que no se puede despegar de su referente, una huella que la realidad nos deja sin intervención directa de la mano del hombre.
La Cámara
El proyecto “Cámara Oscura” pretende hacer accesibles las entrañas del dispositivo óptico fundador de la fotografía. La construcción permite al espectador entrar al interior y contemplar la imagen proyectada. Dentro se encuentra la experiencia directa de la captación de la realidad: imágen invertida y cabeza abajo.
Este producto da una idea de la realidad desnaturalizada, transformada por la óptica, que se asociada rápidamente al proceso fotográfico.
La fotografía no pueden ser una copia de lo real, pues esa realidad que se filtra por la lente queda alterada en el proceso óptico que la capta.
También se produce una analogía entre este proceso físico y la capacidad perceptiva del espectador, ya que el ojo humano también funciona como una cámara oscura. Así, esta forma carácterística de la cámara oscura de invertir la realidad se puede encontrar en algunos procesos del entendimiento humano. Por ejemplo, Sarah Kofman, estudia de la metáfora marxisita de la ideología como cámara oscura “En toda ideología, los hombres y sus relaciones nos aparecen colocados boca abajo como en una cámara oscura.” (Marx, La ideología alemana) y plantea que “la ideología es un reflejo invertido, imaginariamente separado de su fuente, que sólo puede engendrar reflejos de reflejos, simulacros, fetiches…” La imagen proyectada está a escala 1:1. La proyección ocupa toda la estancia e invade la percepción del observador. Ante sus ojos se produce una gran imagen que no se podrá llevar, una “fotografía” que no podrá poseer. El acto fotográfico traducido a la necesidad compulsiva de documentar la realidad, de mantener su huella una vez transcurrido el acontecimiento fotografiado, es un signo cada vez más obvio de nuestro tiempo. En este sentido, en la cámara oscura el espectador se tendrá que relacionar con una imágen que no puede capturar, que es completamente dependiente de la presencia física del referente. como una sombra o la imagen de un espejo.
Adecuación al espacio
La cámara es una construcción de 2m de alto y 3x2m de área. El diseño de la estructura está planteado en 6 módulos desmontables realizados con listones de madera y planchas de 1x1m. El suelo es una moqueta que cubre el área de la cámara.
El espacio elegido es el hall de la facultad de magisterio donde quedaría resguardada de posibles complicaciones con el tiempo. No obstante, la obra está diseñada para resistir a la intemperie. Se colocaría en un punto fijo, en una posición lo más oblicua posible a la incidencia del sol. El montaje y desmontaje se realizaría in situ. Para crear una imagen enfocada y nítida se necesita que una persona quede fuera a 1 metro de la lente. Esto queda explicado (junto con otras normas de uso) en un diagrama puesto en la parte por donde se puede entrar en la estructura. La cámara va con una lente de 6cm de diámetro que se asegura a la construcción una vez montada.